“Hermanos míos, Mi Divina Majestad quiere haceros llegar este mensaje a cada uno de ustedes: no están solos, el Cielo entero comandado por la Madre de Dios camina delante de ustedes para abrir el paso.
No teman, todos ustedes han sido marcados en la frente con el signo de la Cruz, el signo de la Resurrección eterna del Hijo. Este signo es indeleble, nada podrá borrarlo; en el Cielo brillarán todos los que han sido marcados por este sello porque en la tierra supieron recorrer el camino correcto, supieron tocar hombros para invitar almas a salir del pecado, a salir de la ignorancia. Ese signo que cada uno tiene en la frente es un signo indeleble, pero cuidado hijos, hermanos, ese signo puede ser también perdición. En el Cielo brillarán como las estrellas quienes supieron defender el signo indeleble con su vida; en el infierno serán acosados todos aquellos malditos que dieron pie atrás y que no supieron valorar el sello que puso Dios, Mi Divina Majestad, a través de Mí, Su pobre colaborador.
Las almas de Mis hijos de Mi Civitas son benditas de Mi Divina Majestad. Las almas de los hijos de Mi Divina Majestad están llamadas a ser piedras de choque, a ser luz en medio de tanta oscuridad, a ser confianza en medio de todos los temores que hoy tienen preso al mundo.
Vienen castigos, vienen pruebas, vienen momentos muy duros donde la humanidad sucumbirá, pero ustedes, hermanos, aquellos que han sido marcados con mi sello en la frente no deben temer, mis manos los protegerán y toda la Milicia Celestial, comandada por San Miguel estará delante de ustedes, batallando la dura guerra que se viene.
El demonio se la está jugando toda para arrastrar a muchas almas a la perdición. Este es un momento definitivo, el momento en que tú debes definirte, debes definirte por Mi Divina Majestad, no puedes tener apegos terrenos, tu vida no puede estar dividida en dos porque Mi Divina Majestad lo pide todo, lo pide todo para darte todo.
Hermanos la tristeza que hoy rodea al mundo saca lágrimas de Mi Divina Majestad, las moradas eternas del Cielo están muy vacías porque son muchos los que se han dejado confundir del enemigo para dejarse dirigir hacia la caída eterna, al llanto y rechinar de dientes que no tendrá fin; son muy pocos los que entran por la Puerta Grande que dirige directamente a los Brazos de Mi Divina Majestad. Las moradas están preparadas, el banquete está preparado, solo falta que tú seas fiel y que tú te decidas seriamente a arrastrar a muchas almas para que yo, con el fuego de Mi Divina Majestad, pueda marcarlos en la frente.
Queremos hijos santos, Mi Divina Majestad quiere rodearse de santos; cada uno de ustedes está llamado a serlo, depende de ti, la llamada está; depende que tú la aceptes, depende que tú creas, depende que tú luches, que te esfuerces, que te hagas violencia a ti mismo porque al Cielo solo entran los guerreros que supieron darle duro al cuerpo de muerte, en el Cielo no entra nada maldito.
Este es el momento de la reparación, no pierdas tiempo, no mates el tiempo en banalidades, vive tu vida solamente para conservar el sello que llevas en tu frente, no seas de los malditos del infierno; sé de los benditos de Mi Divina Majestad.
Yo, como Querubín, que acompaño a Mi Divina Majestad estoy con Civitas, nunca han estado solos, nunca han estado solos, no teman.
León no albergues en tu corazón temor, la Madre Santísima es la Comandante de esta Ciudad y todo lo que Mi Divina Majestad tiene para ustedes les será dado, confíen, tengan fe, incrementen oración, la oración es la fuerza que protege a Mi Ciudad, la oración es el único camino que los puede dirigir a Mi Divina Majestad.
Escuchen hermanos, sean santos, esto no es un juego, a cada instante te juegas tu eternidad. Tu para siempre, siempre, siempre, se define hoy, en este instante, no cuentas con el mañana, no seas títere del enemigo creyendo que tienes el tiempo comprado, el tiempo es oro, el tiempo es gloria para Mi Divina Majestad y lo que está esperando de ti es que te entregues seriamente, con toda tu alma, con todo tu corazón, con todo tu ser.
Es posible alcanzar la santidad si recorres el camino correcto, si te desvías, correrás fuera de camino y déjame decirte hermano que no llegarás a la meta, la meta es para los que no aceptaron desvíos.
Quiero, Mi Divina Majestad quiere que se llenen de fe, que se llenen de confianza, que se llenen de amor, que sirvan, que le sirvan a Él atrayendo a mucha gente a las filas de la Santísima Madre.
!Ánimo, no están solos¡
Civitas Orationis
La ciudad para aprender a escuchar la voz de Dios
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